Mi primera visita a esta obra faraónica llamada Expo Zaragoza fue sobre todo a observar y a ver que se cocía por allí. Antes de nada decir que entré como prensa, porque yo paso de pagar una entrada a este tipo de eventos, aparte de que los que vivimos en esta ciudad ya la estamos pagando con nuestro impuestos.
También decir que a los inmigrantes los han puesto para los puestos de trabajo «sucios», los de dar la cara toda gente de aquí.
Es normal que la peña se queje porque hay grandes zonas sin sombra. De hecho delante de mis narices paso un coche-camilla de la Cruz Roja con una mujer a la que le había dado un telele por el sol.
Es comentario general entre las personas que han estado que el 90% de los pabellones no valen una mierda. Te explican unas cosas ahí, que realmente como persona no te aportan nada. Y hay otros que para poder entrar te tienes que chupar horas de cola, y yo no estoy para perder el tiempo.
Me llamó la atención el pabellón de Fruto Secos El Rincón, que como veis es una tienda cualquiera. Es un poco cutre pero mola.
Realmente la primera impresión que me llevé no fue muy allá, aunque me faltan muchas cosas por ver y que estuve por la mañana, supongo que por la tarde habrá más ambiente.